lunes, 3 de febrero de 2014

Domingo de Ramos

-Le tira la sisa
-Esfate quieda, forque afí no fuedo frobarte
La modista hablaba sujetando alfileres entre los labios y a mí me daba mucha grima. Además en mi familia éramos muy aprensivos con esos temas (y con los demás también).
-Una vez a una niña se le clavó una aguja y se le metió en el torrente sanguíneo y desde ahí; ¡zas!, al corazón. Muerta la pobre.
Así que cuando estabas cosiendo y se perdía la aguja, se desataba una búsqueda histérica que no acababa hasta encontrarla. A veces el asunto adquiría tintes tremendos y acababas desnudándote entera.
El Domingo de Ramos era día de estreno y ese año mi madre me había tejido una chaqueta de angorina a juego con el vestido que me estaban haciendo y que me tiraba de la sisa.
Ese día de fiesta solía ser un drama porque a mí me gustaban las palmas rizadas con rosquillas colgando y mi madre me obligaba a llevar una lisa y más alta que mi cabeza. Siempre me quedó esa carencia y quizá eso explique algunos de mis desarreglos alimentarios.
-Mamá este vestido es cursi
-A tí si que te voy a dar yo cursi
(Críptica respuesta materna)
-Yo quiero unos pantalones de campana rojos
-Y un jamón con chorreras
(Otra respuesta críptica y muy común)
Salíamos de la modista y mi madre me compraba un bollos de mantequilla y una chocolatina rellena.
-Vale; pero yo ese vestido no me lo pongo ni aunque me maten.
-No me des ideas hija, no me des ideas.
A veces las madres tienen respuestas inteligentes que se entienden muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario