miércoles, 19 de marzo de 2014

Cambiando novelas (II)

La penumbra hay ido ganando espacio y ya han encendido la farola de la esquina. Entre las casas de la calle Santa Lucía se deja ver un trozo de cielo hecho jirones malvas y rojizos.

Subo la escalera sin encender la luz, dejándome guiar por el pasamano y contando los escalones. Sé cuántos hay en cada tramo, así que no hay peligro de tropezar. Veo una silueta de un gato que está tumbado sobre la claraboya y, por un momento, deseo que se rompa el cristal y caiga por el hueco de la escalera.

La radio está dando la noticia de que S.E. el Jefe del Estado, acompañado de su esposa y del Vicepresidente del Gobierno y señora de Muñoz Grandes, presiden la sexta demostración sindical celebrada en el Estadio Santiago Bernabéu. También anuncian que en el Teatro Apolo, de Madrid, Rosita Tomás estrena “Espérame en el cielo” con Luis Cuenca y Pedrito Peña.

-.. Ésta ya la he leído.
-Bueno, abuela, pues la lees otra vez. Has leído tantas que todas las portadas me parecen iguales.
-¿Me has comprado los “Alcalinos Gelos”?
-Eso: te inflas a comer caracoles con la vecina y luego lo quieres arreglar con polvitos. Te has tomado ya como doscientos litines… Te van a dar unos gases que te vas a tener que atar a la cama para no salir volando.
-Pero: ¿La oye usted, Luci? ¡Déspota, que eres una déspota!
-Y tú una pedorra.
….
-Abuela: cuéntame el cuento de María Sarmiento, la que fue a cagar y se la llevó el viento.

Y me contaba el cuento mientras yo miraba encandilada su pelo blanco con reflejos azules y la noche caía sobre la casa de El Arrabal, 14.

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