Vuelvo de la piscina. Las calles casi vacías y
un viento que arremolina las hojas y las hace bailar. Mi cuerpo está
cansado y mi mente acelerada. Una sensación de amenaza me acompaña la
espalda, un nadie que me sigue y que desaparece si le nombro: Nadie,
Nadie. Y es sólo soledad. Buenas noches.
Fotografía: Mustafa Sabbagh
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