Desde el portal,
la escalera es un camino en sombra que nos lleva a luz.
En la azotea bailan las sábanas la música del viento
y de las chimeneas sale el rumor caliente de la vida,
zurean las palomas
y hacen las golondrinas nidos en los aleros.
La azotea es más cielo que tierra,
es frontera entre el miedo
y la patria del corazón que será siempre nuestra.
Allí me escondo de los cuartos callados y en penumbra,
de las ausencias que vendrán
y cubrirán mi vida de cenizas sin sol.
Aquí me pongo nombre y elijo mi destino.
Por hoy
por este instante
sobrevivo,
y es bastante.
(Entonces se solía decir: “está de la azotea”… Ahora lo entiendo)
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