-Mamá: ¿Que te están haciendo?
-La permanente
-¿Para qué?
-Para tener el pelo rizado y estar más guapa.
-¿Más guapa que quien? ¿Que tú misma?
-Mira Vicentin, cállate que no te oigo.
Mi madre siempre va a la peluquería de su prima Berta y nunca la deja a su gusto.
-Berta: parezco Cuntaquinte.
-Berta: este color ala de mosca que me has puesto es horroroso.
-Berta: o me arreglas ésto, o no vuelvo.
Mamá siempre vuelve a casa deprimida. Para aliviar el sofocón, me
invita a un mosto con guinda en La Parisién y ella se toma un Martini
con aceituna.
-Hijo: ¿tú como me ves?
-Te pareces un poco a un cromo que tengo repetido en Vida y Color. Mujer pigmea creo que se llama.
Mamá me baja del taburete agarrándome de la oreja. Yo no entiendo tánta
violencia gratuita y tiro para casa con Laika detrás también cabreada
porque no le he dado la guinda... Tiene razón papá: a las mujeres no hay
quien las entienda.
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