-Madre Culpógena: ¿morderse las uñas es pecado?
-Sólo si se obtiene placer en ello, hija mía.
-¿Y comerse las mondas del queso? Lo digo porque yo obtengo placer en ello.
La madre Culpógena me mira de soslayo dudando sobre si la pregunta es en serio y, acto seguido me manda al último banco de la capilla a revisar mis pecados antes de confesar.
-Ave María Purísima
-Sin pecado concebida.
- Padre Marcial: ¿Es pecado tener ganas de matar?
-¿A una persona?
-No. Sólo a la madre Culpógena
-¿Y por qué quieres matarla?
-Porque no se muere ella sola por sus propios medios.
La madre Culpógena indica con un golpe de su anillo contra el banco los
cambios de postura durante el culto. De pié, de rodillas, sentadas...
La madre Culpógena es cruel y disfruta haciéndonos desgraciadas.
-Ortiz: si se muere usted esta noche irá de patitas al infierno por toda la eternidad.
-¿Qué he hecho?
-Usted sabrá, jovencita, usted sabrá.
Cuatro esquinitas tiene mi cama
cuatro angelitos que me la guardan.
Señor te pido que se muera la madre Culpógena de muerte natural. Por favor Señor.
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