Parece que siempre es más fácil ver lo que nos
falta que lo que tenemos. Ayer en un momento bajo me dediqué a hacer
una lista de lo segundo y anoté entre otras cosas: tengo un techo, tengo
comida, tengo grandes amigos, tengo gente que me quiere,
tengo buenos hijos, tengo un viejo amor que aún perdura cuarenta años
después, tengo libros, tengo música, soy mujer y no he nacido en
Afganistán, tengo agua caliente y fría con sólo abrir un grifo... De
pronto, alcé la cabeza y lo vi: Ah... Y tengo una ventana que da al mar
(cómo ser infeliz sin ser mezquina teniendo tánto). Me sirvió darme
cuenta. Buenos y agradecidos días.
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