Buenas noches. Hoy me acostaré muy pronto.
Fuera, el mar está en calma y las calles casi vacías (con esa soledad de
los inviernos en la costa). La luz del faro barre cada nueve segundos
el interior de mi cuarto como si fuera el rayo de una tormenta
inexistente y yo, en mi cama caliente y protegida, seguiré las
peripecias de los personajes de mi novela.
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