Mi cuerpo es un mal conductor del calor. Es un
hecho. El calor no pasa a través de mí con facilidad; se queda. Y sudo
la gota gorda haciendo ejercicios de escritura y multiplicaciones en los
cuadernos Rubio. Mandar tareas en las
vacaciones es una costumbre muy arraigada en las monjas y en las
familias torturadoras entre las que va discurriendo mi disparatada
educación.
A mi tía Marita le ha subido el azúcar y yo creo que es
porque se pasa el día leyendo, en una edición de Aguilar impresa en
papel biblia, las obras completas de don José María de Pereda. Mi tía
Marita es cursi, pero ella no lo sabe. Dice de sí misma que es rapsoda y
nos mete unas turras de espanto recitando cosas de los Alvarez
Quintero: “Era un jardiiín sonriente; era una tranquiiila fuente de
cristal; era, a su borde asomada, una rosa inmaculada del rosal…” Pone
los ojos en blanco y se lleva las manos hacia el pecho generoso en el
que bascula una cruz de granates que parecen gotitas de sangre.
Mi
tía Marita lleva los sostenes y las bragas de seda. A mi tía Marita, se
conoce que para compensar las mieles de otras lecturas, suele comprar El
Caso y disfruta leyéndome las noticias:
-Mira, aquí dice que la
nena Josefina Vilaseca murió degollada como una santita de retablo.
“Queriendo Josefina borrar todo resto de su lucha con la muerte, quiso
que su madre se ocupara un poco de su aseo personal y que sujetara su
cabello con lacitos”. Josefina, por lo visto, era pelirroja.
-¿Y degollada y todo le dio tiempo a pedirle todas esas cosas a su madre?
-Igual la degollaron poco a poco.
-¡Ah!
Mi madre aparece vestida con un traje ligero y topolinos de suela de corcho.
-Si has terminado los deberes, ponte el bañador que bajamos al río.
El sol está ya muy alto y los pájaros apenas cantan en este calor del
mediodía. Tendemos las toallas bajo la sombra de los chopos y mamá me
embadurna con Nivea. Lleva un discreto bañador con faldón y mi tía
Marita uno sin tirantes y un gorro de baño adornado todo de margaritas.
Algunas chicas jóvenes llevan bikini, pero son las menos. Sobre el tema
del bikini ha salido una canción que todo el mundo conoce este verano:
"Itsy Bitsy Teenie Weenie Yellow Polka Dot Bikini".
Yo tuve,
años más tarde un bikini de lunares amarillos como el de la canción,
pero lo demás había desaparecido disuelto en la memoria de los días sin
sol.
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