Doña Pepa tiene una pareja de periquitos que
se llaman Colorín y Colorina y una caniche viejecita que atiende por
Marilín. Doña Pepa lo primero que hace al levantarse es ventilar la casa
y encender la lumbre, (ella sigue usando la cocina económica
a pesar de la dificultad para conseguir carbón y astillas en este
Madrid del siglo XXI). Hasta hace poco también ponía brasero de picón,
pero le daban tufos y decidió hacerse con una estufa eléctrica que
enciende sólo cuando el frío arrecia. Doña Pepa es amable y republicana.
Limpia y discreta, lleva siempre en el pecho un pañuelo perfumado con
Flor de Blasón y en los bolsillos, caramelos de café con leche de la
viuda de Solano. Doña Pepa cría unos geranios hermosísimos en latas
grandes de escabeche y en cubos de cinc echados a perder por el uso.
Doña Pepa al telediario le llama "parte" y a la 2 "el UHF". Doña Pepa es
una bendición sencilla y estupenda. Como el sol en invierno.
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