Luces amarillas
Las fiestas acabaron.
Un rastro desolado queda
siempre después sobre las horas
y el silencio se apropia del espacio.
Un silencio que es más que la ausencia de ruido.
Un silencio que cuenta
lo solos que estuvimos y que estamos.
La fiesta es un paréntesis
que se
abre para encerrar un tiempo ajeno
dejando en el asfalto serpentinas
mojadas
y luces amarillas en la noche sin luna.
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